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Érase una vez en América


​​Título original: Once Upon a Time in America

Año: 1984

Duración: 225 min.

País: Estados Unidos

Dirección: Sergio Leone

Guion: Sergio Leone, Leonardo Benevenuti, Piero Bernardi, Enrico Mendioli, Franco Arcalli, Franco Ferrini

Música: Ennio Morricone

Fotografía: Tonino Delli Colli

Reparto: Robert De Niro, James Woods, Elizabeth McGovern, Tuesday Weld,William Forsythe, Treat Williams, Jennifer Connelly, Burt Young, Joe Pesci,Danny Aiello, Clem Caserta, James Russo, Mario Brega, Brian Bloom, Chuck Low,James Hayden, Larry Rapp, Richard Bright, Rusty Jacobs, Scott Schutzman Tiler

Productora: Warner Bros. Productor: Arnon Milchan

Género: Mafia. Crimen. Amistad.

Sinopsis: Principios del siglo XX. David Aaronson, un pobre chaval judío, conoce en los suburbios de Manhattan a Max, otro joven de origen hebreo dispuesto a llegar lejos por cualquier método. Entre ellos nace una gran amistad y, con otros colegas, forman una banda que prospera rápidamente, llegando a convertirse, en los tiempos de la Ley Seca (1920-1933), en unos importantes mafiosos.



Adaptar la novela “The Hoods” de Harry Grey fue para Sergio Leone una meta que debía cumplir desde que la descubriera a finales de los 60. Tras conseguir los derechos de la novela a mediados de los 70, varias reelaboraciones de guión y encontrar por fin financiación con la ayuda del productor Arnon Milchan el director italiano dirigió la que es para muchos, entre los que me incluyo, su Obra Maestra.


La historia gira en torno a David Aaronson, un joven judío que crea junto a sus amigos de toda la vida un grupo criminal. Después de un trágico suceso Aaronson, más conocido como Noodles, se marcha de Nueva York para volver treinta años después al recibir una invitación para la fiesta del Gobernador, comenzando así un viaje emocional a través de su pasado.

“Érase una vez en América” no es sólo una película de gangster, calificarla de tal modo sería quedarse en la superficie. Es una historia sobre la amistad, el amor, la traición y los remordimientos, un relato épico que abarca cerca de 40 años de la historia de la vida del protagonista.

La cinta muestra desde la infancia del joven y sus amigos, ya hechos unos pillos desde temprana edad con grandes aspiraciones en materia criminal, hasta su vejez, en que los buenos tiempos, cuando el dinero y el alcohol brotaban como la sangre, viven sólo en sus recuerdos. Recuerdos, si tuviera que elegir una palabra que defina la película seguramente me quedaría con esa. Recuerdos. Son lo que empujan el relato, los que nos llevan a conocer al protagonista y al grupo de personajes que han tenido importancia en su vida y lo han acompañado como fantasmas desde el momento en que abandonó la ciudad.


Ya he citado que sería injusto calificar a la cinta como una mera película de gangster, y es cierto. Encontramos hurtos, contrabando, violencia, una trama secundaria con los sindicatos de por medio, extorsión, todo lo que una película del género requiere. Pero no es lo que queda en la memoria cuando concluye, sino la trama humana, la relación entre los personajes.


La amistad es el primer gran tema a destacar. La amistad entre Max y Noodles. La amistad y fidelidad de amigos de toda la vida que se han criado en el barrio judío y creado su propio imperio. La relación de Noodles y Max resulta muy interesante, ya que al principio no parece que vayan a ser amigos (Max arrebata a los chicos un borracho al que iban a “despellejar”), pero luego consiguen compenetrarse y convertirse en los cabecillas del grupo, aunque eso los llevará a tener más de una discusión debido a la forma de ser de cada uno. Max busca llegar a lo más alto sin conformarse, mientras que Noodles siempre se decanta por lo seguro. Max es el soñador, Noodles el realista.

El amor es el otro gran tema del film. Noodles siente un profundo amor por Deborah desde niño y eso se muestra en todo momento. A pesar de que Noodles se muestra realista en lo que respecta a su trabajo, en lo referente a Deborah siempre mantendrá la esperanza de poder vivir junto a ella toda la vida. Desgraciadamente las aspiraciones de la chica son mucho mayores y la apartarán de su lado.


Amor y Amistad. Los dos temas más importantes del film si no fuera porque existe un tercero que concierne al personaje de Noodles, la búsqueda de la redención. Dos terceras partes del film son un enorme flashback que nos muestran la juventud de Noodles y cómo fue adquiriendo más poder a la par que su relación con las personas más importantes de su vida iba en detrimento por su culpa. Primero pierde a Deborah de la forma más ruin al no aceptar su decisión de marcharse abusando de ella en el coche. Después pierde a Max, Cockeye y Patsi al traicionarlos delatándolos a la policía. En el viaje a través de sus recuerdos Noodles no sólo revive lo que sucedió sino que intenta perdonarse por ello.


La cinta podemos dividirla en cuatro partes bien diferenciadas, todas ellas unidas por medio de escenas en que un Noodles ya mayor recorre escenarios de su juventud.

La primera parte abarca toda la infancia de los niños. Aquí descubrimos cómo surgió la amistad entre Max y el resto de la banda, cómo consiguieron hacerse con los negocios del barrio mediante la brillante idea de los globos que flotan en el agua y cómo Noodles acabó en prisión tras vengar a su amigo Dominic matando a Bugsy. Aquí observamos cómo los pequeños protagonistas combaten la pobreza en la que viven mediante el bandalismo y se comportan como hombres vistiendo caros trajes, claro que su inocencia morirá cuando uno de ellos muera y descubran que la vida no es un juego. En ésta parte también vemos el amor que siente Noodles por Deborah y cómo la chica también lo quiere pero no lo admite debido a la vida que lleva.

La segunda parte concierne desde que Noodles sale de prisión hasta que tiene lugar la marcha de Deborah. En éste tramo comprobamos cómo Max, Cockeye y Patsi han ascendido en la esfera criminal creando un club en que se sirve alcohol y han guardado a Noodles un sitio de honor, así como también vemos que la banda es contratada para todo tipo de negocios sucios. Aquí aparece el personaje de Carol, que se enamorará de Max y pedirá a Noodles ayuda en el futuro.

La tercera parte trata sobre la traición de Noodles, ya abatido y sin ganas de lucha por más sueños debido a la marcha de Deborah. Éste tramo muestra la aspiración que tiene Max por robar un banco y despedirse de la vida delictiva que lleva, la cual toca a su fin con la muerte de la Prohibición.

La parte final es el reencuentro de Noodles con sus fantasmas, la razón por la que ha regresado después de tantos años. El viejo criminal se encuentra con la que fue su amor, ahora ya actriz, y con su mejor amigo, que lo engañó y ha vivido la vida que, según él, debía haber pertenecido a Noodles.


Aunque he citado como primera parte la infancia de los niños hay que decir que la película no se abre con ese bloque sino con la huida de Noodles y su posterior regreso. Pero eso, para mi, no sería una parte, sino más bien un prologo en que el protagonista se nos presenta pero en que apenas se nos dice nada sobre él. Claro que no estaría ahí situada porque sí. La secuencia en cuestión empieza en el momento en que Noodles abre los ojos en el fumadero de opio y los timbrazos del teléfono cesan al ser descolgado. El film comienza con esa escena, el momento en que Noodles ha traicionado por completo a sus amigos. Ahora bien, mucho más interesante que el principio es descubrir el final del film, en el mismo fumadero de opio, justo momentos antes, cuando Noodles llega a descansar. ¿Por qué abrir y cerrar la película en el mismo lugar? Mucho se ha hablado sobre el final del film con esa sonrisa final de Noodles al espectador. Puesto que todo el film es un enorme ejercicio de montaje a base de flashbacks por qué no ver la película, y así acrecentar la sensación de que todo es una gran expiación por parte del protagonista, como el sueño final que tiene Noodles antes de morir. Además es el momento idóneo, ha traicionado a sus amigos, ha perdido a su chica, no le queda nada. Ha ido al fumadero de opio a ponerse en paz consigo mismo antes de marcharse por fin, todo lo que vemos cuando es mayor bien podría ser un sueño de lo que le hubiera gustado encontrarse de haber envejecido. Sea así o no es un final inolvidable que da para mucho debate, y eso siempre hay que agradecerlo.


Cuando el film se estrenó las críticas fueron demoledoras, desastrosas. Claro, se estrenó con el metraje recortado y en forma lineal. Si una película ha nacido para durar cerca de cuatro horas es por algo, y lo que pasó con “Érase una vez en América” lo demuestra. Se estrenó con un metraje de poco más de dos horas. No gustó. Cuando se mostró de la manera en que fue concebida, con su extenso metraje de 220 minutos, la crítica la alabó. Leone fue fiel a su estilo y la rodó de manera pausada, con el tempo preciso como para mostrar todo detalle de lo que sucedía, sin conseguir aburrir al espectador, y eso es lo más reivindicable, pues la versión “recortada” si que llegó a aburrir a mucha gente que se preguntaba qué película estaba viendo.


El director italiano es conocido sobre todo por sus spaghetti-western, pero gracias a la película presente demostró que su talento podía abarcar cualquier género. La película contiene la firma Leone por medio de los magníficos primeros planos que describen la emoción que sienten los personajes en cada momentos, y esas largas secuencias descriptivas en que la música y el sonido son fundamentales. Al igual que el resto de la filmografía del director, “Érase una vez en América” puede ser disfrutada por completo sin necesidad de diálogos pues ya la planificación, el trabajo de los actores y la música nos transmiten todo lo que sucede.

Entre las secuencias más memorables citaré la que tiene lugar cuando Noodles dice a su amigo Fat Moe que lo que ha hecho en todos los años desde que se fue ha sido acostarse temprano y comienza a ver fotos por el viejo bar hasta llegar al lavabao en donde aún existe la abertura desde la que veía bailar a Deborah, comenzando así la parte de la niñez; cuando Patsy devora el pastel que ha comprado para Peggy renunciando así a un placer sexual en pos de alimentarse, se describe así la pobreza en que viven los jóvenes protagonistas y que los empuja a delinquir; el asesinato de Dominic a cámara lenta, muy impactante ya que es el más joven de la pandilla; el intercambio de bebés, secuencia divertida en que se comete un acto vandálico; el reencuentro final entre Max y Noodles en que nos quedamos tan perplejos como debe estar el protagonista en su interior.


De todas las películas del director puedo decir que es la que me resulta más romántica debido a las escenas que comparten Noodles y Deborah, como cuando leen “El Cantar de los Cantares” y se besan por primera vez, o cuando bailan solos en el restaurante junto al mar, pero sobre todo cuando se reencuentran ya mayores tras más de treinta años. Son secuencias de gran belleza, hermosas, engrandecidas por la música de Morricone, consiguiendo que nos lleguen al corazón.

A la vez que creo que es la más romántica también creo que es la que más violencia contiene. Leone no se corta en mostrar sangre, lo cual debido al género al que pertenece no debe sorprender, pero son las secuencias en que la violencia no sólo se limita a los disparos las que llaman la atención. Muchas críticas atacaron a Leone de misógino debido a la imagen que se ofrece de la mujer. El sexo tiene mucho protagonismo en el film, y es cierto que tanto Peggy como Carol son mujeres que viven de los hombres, pero no así Deborah, que busca abrirse camino por sí sola. Pues bien, la escena más violenta del film es cuando Noodles la viola en el coche. Es un momento casi insoportable, desagradable, para mi gusto la escena más dura del director italiano.


El guión fue escrito por el propio Leone junto con Leonardo Benvenuti, Piero De Bernardi, Enrico Medioli, Franco Arcalli y Franco Ferrini. Cinco personas encargadas de adaptar el libro de Grey, multitud de reescrituras de diálogos para conseguir una historia rica que incorporaba la fase de madurez del personaje de Noodles con respecto al libro.

El montaje es por medio de enormes flashbacks y hay que destacar lo bien encadenados que están, ya no sólo por medio de las imágenes sino también por el sonido. Como he citado, que dure 220 minutos no debe preocupar a nadie, es una película tan bien llevada que no decae en ningún momento.

El diseño de producción es extraordinario, así como también lo es la estupenda fotografía que engrandece visualmente la película.

La Banda Sonora de Ennio Morricone es otra gran protagonista, es imposible pensar en las imágenes del film sin recordar la hermosa partitura del compositor italiano, una de las mayores composiciones de la Historia del Cine. El tema de Deborah es engrandecido en su tramo final con notas de la canción “Amapola”, la cual está bailando cuando se nos presenta.


Robert De Niro fue impuesto por el productor a Leone, que en principio quería a Depardieu. La relación entre el actor y el director fue tan buena que Leone lo quería para el que debió haber sido su siguiente film si no hubiera muerto. De Niro da vida a Noodles, el gangster melancólico que revive su vida, demostrando su grandeza por medio de la sobriedad y de un gran dominio corporal cuando aparece ya mayor al ritmo de “Yesterday” de Los Beatles. Otro gran personaje del actor. James Woods es Max, el amigo de Noodles. Woods está estupendo como contrapunto de De Niro, con continuos cambios de humor que enriquecen aún más al personaje. Elizabeth McGovern es Deborah en su edad adulta, la cual protagoniza varias de las escenas más bellas del film, así como la más desagradable. Entre los secundarios tenemos a Tuesday Wels como Carol, la novia de Max; William Forsythe como Cockeye; Treat Williams como el sindicalista James O´Donell; Danny Aiello como el Jefe de Policía Vincent Aiello; Burt Young como Joe; Jennifer Connely dio vida a Deborah en su niñez; Joe Pesci aparece brevemente como Frankie Manoldi.


El título de la cinta comenzaba con “Once upon a time in…” al igual que la otra gran película de su director “Once upon a time in the West”.


“Érase una vez en América” es el testamento fílmico de Sergio Leone. Una hermosa y gran historia sobre la amistad, el amor, la traición y los remordimientos. Una película inolvidable.

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