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Tigre de papel


Título original: Un tigre de papel

Año: 2007

Duración: 115 min.

País: Colombia

Director: Luis Ospina

Guión: Luis Ospina

Música: Guillermo Gaviria

Fotografía: Luis Ospina

Reparto: Arturo Alape, Jotamario Arbeláez, Joe Broderick, Carlos Mayolo,Jaime Osorio

Género: Documental. Fantástico. Drama | Falso documental. Política

Sinopsis: La vida de Pedro Manrique Figueroa, precursor del collage en Colombia, no está escrita por nadie debido a una razón muy poderosa: se parece demasiado a una novela de aventuras, a la vez incompleta y contradictoria, siempre vinculada a las centelleantes incertidumbres de la tradición oral. Utilizando como pretexto la vida y obra de Manrique Figueroa, la película hace un recorrido por la historia desde 1934 hasta 1981, año de la misteriosa desaparición del artista. A la manera de un collage, Un tigre de papel yuxtapone el arte con la política, la verdad con la mentira, el documental con la ficción.


Para los colombianos, si se juzga por esta película, la historia nacional se originó el 9 de abril de 1948, con el asesinato de Eliecer Gaitán. Y la historia universal, con el asesinato de Alejandro I de Yugoslavia, la Gran Marcha de Mao Tse-Tung en China y la imposición del realismo socialista en Rusia, por el Partido Comunista, tres hechos acaecidos en 1934. Y 1934 resulta importante porque es el año en que nace el personaje central (e invisible) del documental: Pedro Manrique Figueroa. La vida y tiempo de Pedro Manrique es asumida y testimoniada por más de dos docenas de serios historiadores, periodistas, artistas que lo conocieron en alguna de sus etapas biográficas. Lo más original del documental, su fundamento, su ser excéntrico y humorístico, es el hecho de que Pedro Manrique Figueroa nunca existió. El personaje es inventado, así como ficticios son los relatos sobre sus peripecias, amores, carácter, convirtiendo a quienes los testimonian en cómplices de una comedia general. Pedro Manrique Figueroa, de acuerdo con su biografía, asumió diversas funciones y profesiones (pionero del collage en Colombia, director de cine –inventó el bombardeo del capitolio en Washington con auxilio de trozos de películas–, representante de cervezas, limpiador de carteles en tranvías, agitador del Partido Comunista en las universidades y una docena de actividades más, hasta que desapareció en 1981 después de ofrecerse (y ser rechazado) como donativo para el MuseoNacional de Colombia. Se sospecha que sea un cuerpo momificado de ese mismo museo.

Ospina y Mayolo (quien aparece aquí como uno de los testimoniantes) ya habían incurrido brillantemente en el mockumentary con un clásico de este género cómico: Agarrando pueblo (1978). Un tigre de papel es mucho más complejo, porque su ambición es amplia y radical. En realidad, en el personaje de Pedro Manrique Figueroa, Ospina quiso (y logró) retratar a una generación de intelectuales y artistas colombianos, especialmente aquellos que se comprometieron con causas sociales y políticas, que tuvieron como inspiración a la Unión Soviética, al trotskismo o a la tendencia china, y también a la revolución cubana, y que un día amanecieron decepcionados de la utopía. Un tigre de papel concuerda en gran medida con el ánimo contemporáneo de decepción ante el marxismo, es un ejemplo puro y neto de la ideología del descontento.

Es de factura visual rutilante. Desde el comienzo está dispuesto a emplear cualquier recurso estético que necesite, comenzando con que los tres «hechos» históricos del comienzo estácontados en francés, chino y ruso. En la parte hedónica, de juegos y homenajes, se encuentra la inclusión de fragmentos de la película Confesión a Laura (1990), una de las mejores del cine colombiano, sobre el día mismo del asesinato de Gaitán. Su director, Jaime Osorio, es uno de los «actores» impro-visados de Un tigre de papel. Un momento de homenaje es la hermosa secuencia con una Marta Traba jovencísima presentándose en la televisión. Y una escena con Camilo, «el cura guerrillero» (a quien Pedro Manrique habría ayudado a prepararse antes de marchar a la guerrilla), y una breve entrevista con Pancho Norden cuando su documental sobre Camilo tuvo problemas de censura.

Otra referencia cinéfila es al vergonzoso Holocausto caníbal (1981, Ruggero Deodato), película italiana filmada en Colombia. Uno de sus actores, disfrazado de indígena, habría sido Pedro Manrique Figueroa. Más nacionales –y por ende menos reconocibles en general–son las referencias a los cineastas Carlos Álvarez y Gabriela Samper. Como estas, hay una miríada de referencias ocultas y semiocultas, muy a lo Borges, que provocarán delicia o confusión a futuros investigadores. Por lo pronto, Un tigre de papel es una de las películas más disfrutables e inteligentes del cine colombiano.


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