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Del palenque de San Basilio


Titulo original: Del palenque de San Basilio

Director: Erwin Goggel

País: Colombia

Año: 2004

Duración: 85 minutos

Guión: Erwin Goggel y Esperanza Perea Bioho.

Fotografía: Erwin Goggel, Carlos Gaviria, Jorge Echeverry.

Reparto: Paulino Salgado «Batata III», Toto La Momposina, Petrona Martínez, Inés Ortega, Graciela Salgado, Encarnación Simanca, Máximo Torres, Rafael Casiani.


Comenario:

Goggel se propuso en este hermoso y vibrante documental recuperar, reproducir y exhibir la cultura de trabajo y arte de uno de los palenques más famosos en la historia colombiana: San Basilio. Una vez que los blancos importaron esclavos desde África para las plantaciones de Cartagena de Indias, no tardaron en producirse los palenques, refugios adonde los esclavos huían de sus amos y construían una nueva sociedad alejada de la población criolla o española. Gracias a eso pudieron mantener tradiciones de origen africano antes de que desaparecieran aculturadas. Incluyendo un idioma español de entonación y ritmos africanos, que no se parece a ninguna otra lengua del mundo.

En San Basilio la riqueza de las danzas, la maestría en el uso de los instrumentos de percusión (tambores de hasta un metro y medio de alto) y la insólita originalidad de las canciones dieron un perfil singular e inusitado a la región. Aunque estas costumbres y ritos se han cruzado en años recientes con usos modernos e inevitables en todos los órdenes (la intrusión del cine es uno, otro es el estudio de sonido y grabación que existe en San Basilio), el cineasta prescindió de ellos, los borró por completo. Su documental quiso acercarse a representar aquel origen lejano antes que al sincretismo de la vida contemporánea.

Debido a este propósito, el primer personaje es el genial Paulino Salgado Batata III, de estirpe congoleña, ágil con el tambor, conocedor del mundo por haberlo recorrido con grupos musicales. En su participación inicial cuenta emocionado cómo su padre le enseñó el arte del tambor desde sus ocho años. Tal es la emoción del recuerdo que las lágrimas surcan rápido su rostro (cuando murió en 2004, Paulino Batata III ya tenía grabados diez discos. Sus exequias duraron trece días, homenajeadas por grupos de danzantes y cantantes).

A Paulino le siguen otros artistas. De inmediato, un negro semidesnudo que representa a aquellos esclavos del pasado, y que no es otro que Evaristo Márquez, hijo del notable actor que protagonizó junto a Marlon Brando la película Queimada! (1969) de Gillo Pontecorvo. Otros más, los notables Desiderio Valdez Simanca (Simancongo), Graciela Salgado, Petrona Martínez, Rafael Cassiani y el mismo Paulino, representan la muerte de Catalina, para mostrar los esfuerzos del curandero (Paulino) y luego los rituales y danzas de la muerte. A lo largo del documental aparecen otros ritos y otras danzas. La más impresionante, hacia el final, es la danza de los negritos cimarrones.

También interviene Toto La Momposina. Las extraordinarias voces que se escuchan en Del Palenque de San Basilio pertenecen a estos artistas conocidos en el mundo.

La condición de documental de Del Palenque de San Basilio implica que, a veces con humor, pero siempre con respeto, Goggel haya escenificado situaciones diversas. Por ejemplo, la del padre de la adolescente que perdió la virginidad durante la «bullerengue» (danza y fiesta de la iniciación de los jóvenes en el mundo adulto) y sale dispuesto a matar al joven que la desgració.

La virtud femenina tiene un precio y el padre del muchacho convence al hombre indignado que matando a su hijo no alcanzará a compensar la pérdida. En cambio acaban casándolos y la dote (en animales) habrá de ser suficiente para devolver la armonía a las familias. El día del matrimonio, los parientes de la novia discuten, sin llegar a un acuerdo, sobre cuál camino tomar para llegar a la celebración. De grandes y pequeños detalles está formada la cultura…

La tradición más dinámica y sensacional es la Danza de Negritos de San Cayetano. Cuando aparecen estos negritos embadurnados y más negros aún de lo que son, la gente del pueblo se encierra en sus casas, fingiendo pavor. Una mujer sale feliz a bailar con los negritos, pero otra la separa, la lleva a su casa y la regaña, recordándole que está de luto. Toda la secuencia es un rito danzante en que los negritos simulan una ferocidad que fue histórica 400 años atrás, pero pasó a ser parte del espectáculo.

Del Palenque de San Basilio es un prodigio de ritmo visual y sonoro. La sabia idea de representar el palenque no como es hoy, sino como debió haber sido, no es una utopía de la nostalgia, ni un recurso folclórico, sino un empecinado rescate de lo que, de otras maneras, se seguiría perdiendo con mayor rapidez y lamento.

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